La mañana del 29 de noviembre de 2022, la policía de Toronto- Canadá anunció que arrestó y acusó a un hombre llamado Joseph Sutherland de 61 años, por los asesinatos de Susan Tice y Erin Gilmour sucedidos en 1983, esto son unos de los casos más recientes que se han esclarecido utilizando la tecnología del ADN forense.
La policía ahora está revisando el pasado de Sutherland, analizando su historial para determinar si puede estar relacionado con otros delitos. Desde los asesinatos de estas dos mujeres él se mudó de Toronto y permaneció 39 años en Ontario.
Esto llamo la atención de las autoridades que están investigando basados en el perfil genético de este asesino todas las conexiones posibles con cualquier caso posible y ADN recolectado en escenas criminales en todo Ontario para asegurarse de que no sea responsable de ningún otro delito.
Debido a su perfil criminal es considerado una persona de interés en otros casos no resueltos que involucran violencia sexual, excepto donde ya esté excluido a través de pruebas de ADN.
Una de las mujeres asesinadas en 1983 en Toronto era Susane Tice, trabajadora social y madre de cuatro hijos adolescentes, encontrada muerta en el dormitorio del segundo piso de su casa con múltiples puñaladas en el pecho.
Cuatro meses después, Erin Gilmour, la segunda víctima, quién era una aspirante a diseñadora de ropa, fue encontrada apuñalada y muerta en su casa.
En ese momento, hace 40 años, ambas investigaciones se congelaron hasta que se produjo un gran avance en 2008, gracias a la tecnología del ADN, que permitió a la policía concluir que Tice y Gilmour habían sido asesinadas por el mismo hombre.
Pero quién era ese hombre siguió siendo un misterio durante otra década. En 2019, la policía de Toronto se asoció con el laboratorio Othram Inc. con sede en EE. UU. para producir un perfil de ADN viable a partir del material genético que se había dejado en las escenas de los homicidios.
En general, una vez que se crea un perfil genético, los investigadores envían la información genética a una base de datos que les permite comparar la muestra con los cientos de miles de otros perfiles genéticos obtenidos en escenas criminales o de personas que voluntariamente brindan su material genético para búsqueda de familiares desaparecidos.
Estas bases de datos de ADN o huella genética se han utilizado para abrir casos de homicidio de décadas de antigüedad. En los casos de Tice y Gilmour los genéticos forenses que trabajaban en la investigación tuvieron un gran desafío para desarrollar el perfil genético del asesino, pues estaba contaminado, degradado y mezclado con el material genético de sus víctimas.
Finalmente para el segundo semestre de 2022 los investigadores se concentraron en Sutherland, quien nunca antes había sido sospechoso o persona de interés en el caso, esto demuestra que sin la ciencia y el uso de ADN forense nunca se hubieran llegado a la identificación del asesino.